Ok. A sabiendas de que no a todos les gusta la cosa Koreana, menos los fics y cuestiones asi.
Solo por darme el gustito, pondré este pedazo de un fic que estaba escribiendo con muchas ganas.
Si, los nombres son raros, porque son koreanos.
Pero eso no es lo central.
Cambiarían como cambiaron la primera vez que le vió: cero expresiones en la cara, la brisa helada que pareció jugar con su cabello y se coló por su blusa, la mirada que le dedicó y pareció recorrerla de pies a cabeza en un solo instante.
Que idiota la ponía recordar eso. Mas bien le ponía idiota recordarlo.. a él. Por que JongHyun tenía la bendita capacidad de fundirle el cerebro a necesidad cada vez que aparecía.
Lo que no lograba aun explicarse era que si ya se había ido, para siempre como había prometido, por qué su capacidad de pensar aun estaba tan baja.
Quizás cuantas neuronas le mató.
Estúpida. Que estúpida fue. Miren que dejarse. Por Dios!
18 velitas.
Ya no estaba para creer en cuentos de hadas, ni promesas, menos en profecías... por supuesto eso incluía hadas, elfos, duendecillos, brujas, hombres lobo. Y vampiros.
18 velitas en un pastel de chocolate y manjar.
JiYool sonrió al recordar un día como este, pero ya hacía mucho tiempo... y con otro motivo... por supuesto, otro significado.
¿Hace cuanto tiempo ya que no le veía?
Más bien.
¿Hace cuánto ya que se había marchado?
¿Hace cuánto ya que había cometido aquella estupidez y lo había sacado de su vida?
De pronto alguien tocó la puerta.
No eran sus padres. No podrían serlo. Habían llamado hace rato ya, para desearle un feliz cumpleaños, y lamentar que el trabajo, el maldito trabajo una vez más los tuviera lejos de ella en un día tan importante... y claro, que luego le compensarían por todo eso.
¿Entonces quién era?
Las chicas llegarían más tarde... al menos eso dijeron.
Lamió sus labios y sintió la sal acumulada en las comisuras... aquellas lágrimas incontrolables que se deslizaron llenas de recuerdos, de lindos momentos, de malos también. Llenos de nuevas experiencias, llenos de sensaciones.
Llenos de JongHyun también, por que si... si algo había en su vida desde hace tiempo, que le hubiera llenado de cosas difíciles de explicar era él.
Por él ella estaba así.
Por él ella estaba sola ahora.
Por que aun si sus padres estuvieran ahí, si él le faltaba, como sucedía desde hace tiempo, se sentía sola.
Y que sola se sentía ahora caminando hacia la puerta. Pensando en esas cosas.
-¿Crees que pueda comer pastel contigo?...-
Y las rosas...
...Las rosas rojas...
-Lo siento-
Sin espinas.
Y ella como una máquina no pudo hacer otra cosa que no fuera dejar correr las lágrimas y mirar el suelo.
-Está bien JiYool...-
Pero ella levantó la mirada y entre lágrimas le sonrió... aunque por dentro aun le dolía.
-Tardaste tanto... tanto que creía que mi alma se iba a deshacer...- era cursi, lo sabía. Era cursi como odiaba que la gente lo fuera. Como le desesperaba que los protagonistas de las películas hicieran llorar con esas cosas a los espectadores. Cursi.
Pero era una necesidad. Y no tuvo tiempo de maldecirse ni odiarse por decirlo por que al tiempo él estaba sosteniéndola, como si hubiera adivinado que en cualquier momento sus piernas fueran a flaquear y fuera a caer desplomada de dolor y de sorpresa frente a él... Ahí, en la puerta de la casa.
-Vine a...-
-Viniste a comer pastel- un segundo y fue suficiente para divisar la escena desde lejos y darse cuenta de lo ridículos que ambos se veían. Ella llorando y diciendo cosas sin sentido mientras sonreía a medias y él mirando por sobre su cabeza, como su poca altura le permitía, sosteniéndola por los hombros, parados en la entrada.
Y recordó el pastel con las velas aun sin apagar. El pastel y la esperma sobre él... de seguro sabría tan mal como... como todo ese tiempo sin JongHyun.
-JongHyun...- no hizo falta mucha fuerza para separarse de él y dirigir su mirada a esos ojos que siempre habían sido más fuertes que su propia voluntad. Aquella que creyó inquebrantable hasta que el maldito vampiro llegó a su vida...- ¿Ya no te vas a ir?-
El movimiento de su mano, el pequeño parpadeo, la pequeña abertura que se apoderó de sus labios... Todo le indicaba que JongHyun quería decirle algo. Mas no fue así.
La humedad que esperaba sentir desde hace meses, mucho antes de que se marchara; una calidez tan poderosa como su mirada. Algo que sintió tan maravilloso como extraño. Su respiración entre sus labios y su nariz. Helada. Como la mano que tenía tras de su oreja y la apretaba sutilmente contra sus labios.
La soltó.
-No tengo pensado dejarte-
Se preguntó si era cierto o sólo quería comer pastel.
Y casi al instante se increpó por seguir siendo tan fría y pesada después de haber sido besada por su querido vampiro.
-¿Jamás?-
-Ni nunca ni para siempre... ¿No te parece que después de todo eso es demasiado extremista?- asintió sin dejar de mirarle. Y en silencio cerró la puerta, dejó las rosas sobre la mesita con cuidado, le tomó por una mano, que estaba tan fría como ella recordaba, y lo llevó hasta la mesa. Donde no hizo falta soplar las velas; justo al entrar JongHyun las apagó, aun sin querer, aun sabiendo que el cumpleañero no era él, aun cuando deseaba por dentro que las velitas de colores siguieran prendidas, aun cuando esperaba poder verla pedir un deseo con los ojos cerradas, y besarla sin que se diera cuenta... otra vez.
-Lo siento-
-Apagar las velas no es lo que importa-
-¿Y el deseo?- “Ah JongHyun...” Si supiera que lo que necesitaba más que un deseo... es decir, ni un deseo hubiera servido para traerle de vuelta... y aun así ahora estaba con él, sirviéndole un poco de pastel.
-Toma- le estiró la mano con el plato con pastel de chocolate, con algo de manjar saliéndose por los lados y fresas que habían rodado levemente hacia las orillas. Lo recibió con extrañeza; es que él nunca comía. ¿Para qué? Pero el día de hoy era especial. Era el cumpleaños de su personita. Que tonto y tan a gusto se sentía diciéndole así... aun diciéndolo en su mente.
La miró cortando un trozo de pastel para ella. Y como graciosamente caía un mechón de cabello y le cubría la cara. La vió tomar una cuchara. Todo sin siquiera mirarle con el rabo del ojo.
-¿Qué sucede?-
-¿Suceder?...- miró hacia los lados antes de sentarse frente a él a unos cuantos pasos- nada.
Esperaron en silencio a que uno de los dos tuviera algo que decir, mientras JiYool saboreaba una pequeña cucharada de crema achocolatada y miraba algo sin sentido. Atontada por la rapidez con que las cosas estaban sucediendo.
-Quiero besarte otra vez-
Sintió como si alguien le estuviera sellando al vacío el estómago. Como si le hubieran succionado la conciencia y el cerebro por dentro. No pudo intentar siquiera no tragarse todo el aire del miedo.
-Quiero... quiero tocarte, otra vez- se acercó. Y la observó resoplando sobre su piel suavemente. Su exquisita respiración le erizaba el cabello. La sentía en todo su cuerpo.
Tan fría.
Tan suave.
Tan pausada.
Tan...
Tan estúpidamente perturbadora.
Estuvo a punto de gritarle que lo hiciera ya, pero como siempre él se adelantó a sus pensamientos.
Tomó primero su labio superior y lo besó. Luego acarició su rostro, volvió a besarla y sostuvo su rostro, arrodillado frente a ella. Miraba cada detalle, sus cejas, sus pequeños lunares, sus perfectamente curvadas pestañas, y sus labios rojos, su nariz pequeña y el poco cabello que aun quedaba después de apartarlo para verla mejor.
-Si me lo permitieras me quedaría toda la vida contigo-
-¿No puedes?- negó con la cabeza y terminó por besarla otra vez- ¿No?-
-Algún día JiYool... algún día tendré que dejar que te vayas. Eso no es toda la vida-
-No importa-
-Si, si importa- acarició sus mejillas con las de él, apegándose, respirando su aroma- no digas esas cosas-
-¿Y si...?-
-Jamás, jamás te haría eso-
-Es la única manera-
-No estoy tan loco-
-Por favor-
-No- y no podía dejar de besarla, ni tocar su piel-
-JongHyun, por favor, no me quiero ir un día-
-Falta mucho para eso-
-No tenemos que esperar-
-No-
-JongHyun, por favor-
-No JiYool ¡NO!- se alejó de ella tan rápido como hace un momento se había acercado para tocarla. Y la miró debajo de sus cejas, quedándose con ese sabor a chocolate en los labios.
-No te enojes-
-No lo vuelvas a pedir JiYool, la próxima vez no seré tan fuerte-
-Está bien...-
-Es difícil, es más difícil ahora que ya no te lo puedo ocultar-
-¿Qué cosa?-
-¿Y lo preguntas?- Claro. ¿Y lo pregunta? ¿Qué acaso no era muy obvio que volvió por ella... por que olvidó todo y vino a pedir perdón?
-He vuelto por que no quiero que algo te suceda, por que ahora no voy a dejar que los demás me digan qué hacer... ya no tengo miedo-
-¿Miedo?-
-Ya no me hagas más preguntas-
-Está bien-
-Creo que debo irme-
-¿Tan pronto? Acabas de llegar-
-¿En serio?- miró el reloj de la sala. Era cierto, casi diez minutos y ya quería escapar de ahí.
-Aun así ¿Te irás?-
-No- volvió a su asiento automáticamente.
-¿Por qué hoy?-
-¿Por qué mañana?-
-No respondas con preguntas JongHyun, lo haces todo más difícil-
-Por que no quería dejar que un día como hoy pasara tan miserablemente normal siendo en realidad tan importante-
Y una vez más se quedaron en silencio.
JongHyun no sabía cómo romper con eso. Si seguían así seguramente volvería a besarla y así continuarían, hasta que él ya no pudiera reprimir sus deseos, y sucedería lo que no podía dejar que sucediera... aunque en realidad lo deseara mucho. Ni eso ni morderla, eran dos cosas que no se podía permitir.
Por que amarla como él quería solamente le traería dolores de cabeza y arrepentimientos después... por que significaría aceptar su amor por completo. Y amarla por completo sería su perdición.
Si bien la quería con él para siempre, entendía a la perfección que aunque tuviera mil años, uno nunca sabe si ama de verdad. Por eso no iba a morderla... no iba a perder la cabeza.
O quizás solo un poco.
... Y ahora... ¿Dónde estaba KiBum...
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-¿Tú?... Tú, ¿Qué haces aquí?-
Sin mirar a su alrededor tomó algo de impulsó y estuvo cara a cara sintiéndola muy cerca... sin importarle en lo más mínimo si había alguien en casa o no.
-Responde- dijo con entereza a pesar de estar a punto de desmayarse. O cualquier otra cosa.
Estaban a solo milímetros el uno del otro, y ninguno se movía.
Sólo seguían respirando por que necesitaban existir para ver quien sería el primero en ceder ante la tensión... y la química.
Algo comenzaría a quemarse.
-Responde- dijo muy bajito, dirigiendo su mirada a los labios del chico, que inclinaba un poco la cabeza para poder verla a los ojos.
-¿Qué no es obvio?- y la dejó en ascuas. Después de tenerla tan cerca
Se separó como si nada. Así nada más.
“Idiota”
-KiBum...- se sentía raro decirle así- ¿Qué no te habías ido para siempre?- miraba la casa inspeccionando cada detalle, a ver si en su ausencia alguien perturbó algo que sentía suyo.
-¿Qué no lloraste semanas enteras rogando por que volviera?-
-Ándate- abrió la puerta sulfurada.
Es cierto, lloró semanas completas.
Pero no por eso iba a dejar que volviera así como si nada y la tratara con tal indiferencia. Como si se lo mereciera.
¿Cómo es que no había cambiado un poquito su manera de ser?
¿Qué se cree que es? Ni que le gustara tanto.
Está bien, si.
¿Pero qué hay de él?
-¿Y qué si no me voy?-
-No me costaría sacar tu trasero a patadas de MI casa-
-Inténtalo-
-Bueno, ¿que no piensas salir por las buenas?
-No- sonrió con satisfacción- sácame-
-Kim KiBum, sal ahora de mi casa, no te quiero ver...-
-Ahora no me quieres ver, pero apuesto que apenas salga por esa puerta vas a lamentarte como una estúpida-
-¿Cómo te atreves a tratarme así?-
-¿Así cómo?-
-Si viniste a eso es mejor que te vayas, cuando cambies vuelve- y señaló la puerta una vez más- rápido-
-Bien que te gusto así de pesado-
-Ándate-
-Y también te mueres por que te dé un beso-
-Sal de aquí-
Palabra que estaba a punto de darle con el florero por la cabeza, pero no le servía de nada.
-Por que te diga a qué vine-
-¡No! Y ya sal de aquí-
Con la misma rapidez con la que se le había acercado estaba fuera de la puerta sonriendo.
-Me encanta que te enojes- y recibió el portazo en la cara más grandioso que alguien le pudiera haber dado.
Sonrió.
Por que del otro lado de la puerta SoHyeon también estaba sonriendo.
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-¿Y tú qué haces aquí?-
Claro, ¿Qué hacía él aquí y ahora? Es decir ¡No!
-Hee...HeeChul oppa, él... él sólo vino por que-
-Es su cumpleaños-
-Es cierto y vamos a salir- mirándola con cariño a pesar del amargo trago que acababa de beberse al verlo tan campante en la sala con el plato con pastel en las manos- ¿Estás lista?-
-Bien, yo... HeeChul- ambos la miraban esperando que dijese algo que dejara de ser tan vergonzosamente comprometedor, como lo era todo hasta ahora.
Pero el teléfono sonó.
-Debo contestar-
Y les dejó solos. Odiándose. Mirándose sin ganas de aparentar un poco de sutileza. Por que cada uno por separado pensaba que el otro no se lo merecía. Que era un vil idiota.
-Es su cumpleaños-
-Es cierto y vamos a salir- mirándola con cariño a pesar del amargo trago que acababa de beberse al verlo tan campante en la sala con el plato con pastel en las manos- ¿Estás lista?-
-Bien, yo... HeeChul- ambos la miraban esperando que dijese algo que dejara de ser tan vergonzosamente comprometedor, como lo era todo hasta ahora.
Pero el teléfono sonó.
-Debo contestar-
Y les dejó solos. Odiándose. Mirándose sin ganas de aparentar un poco de sutileza. Por que cada uno por separado pensaba que el otro no se lo merecía. Que era un vil idiota.
1 comentario:
sniiiiiiiiiiiiiiiiiiiif~
solo eso dire ;_;
esto estaba quedando genial <3
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